DOLORES DE LA CÁMARA
Para Dolores de la Cámara la poesía fue una válvula de escape, una ventana abierta a la belleza y al bien desde el trabajo diario, monótono y cerrado de una oficina de funcionaria.
Ella, con estudios de Filología Hispánica, hubiera necesitado una cátedra en la que verter en los oídos jóvenes bellezas literarias y hermosos mundos inventados. Aunque lo admirable, en nuestro caso, es que nuestra poetisa supo traspasar el ambiente agobiante y prosaico de un despacho, para situarse en las alturas de la belleza poética.
A través de sus versos, que fue recogiendo y publicando en cerca de una veintena de libros, podemos entrever la rica personalidad anímica de la escritora. En sus poemas hay espacio para el amor,  los anhelos, los pensamientos, la esperanza, el horror a la sangre derramada de su padre, la conmoción religiosa a la muerte de su hermana del alma, su amor maternal, la vibración ante la naturaleza, ante el paisaje revivido, en los atardeceres rutilantes y en los caminos blancos y el mar


CUANDO ME MUERA

Cuando me muera
no me encerréis en una fosa oscura
y nauseabunda.
Primeramente, el fuego purifique
aquellos trozos,
que tozudos, me unieron con el mundo;
esparcir mis cenizas por el monte,
el Pirineo,
que acaricie las brisas de otros pueblos,
que vuele mi polvo
por razas, pensamientos diferentes,
que se pose en praderas y corrientes
de ríos mansos.
En el amanecer de primaveras
rayos de luz,
en infinitos haces de colores,
besen mis minúsculas partículas
bajo el concierto
sublime, inacabado de Natura,
y los trinos de pájaros hermanos
sellen mis ausencias.
El verano, al cantar en las rosas
el sol, calidez
cubrirá mis cenizas ateridas.
Mas en otoño,
al saturar el bosque de misterio
sus días, sus noches,
miles de encinas, de pinos, de robles
cantarán en sus brisas de redobles;
tal vez mis pavesas
bailen en remolinos y acaricien
a la hermana ardilla,
al hermano rebeco, corzo o ciervo.
Y en los inviernos
los tantos alfombrados, los armiños,
posible me acojan
en el seno de su pureza inerme.


UN CANTO A LA NATURALEZA

Quisiera morir en noche
de azules crespones de estrellas.
Quisiera morir bajo la caricia
suspiro de paz, perenne y amante regazo del tiempo.
Quisiera morir besando la tierra,
posando en la hierba mis manos abiertas.
Quisiera morir exhalando al viento
salvaje y bravío mi inerme suspiro,
mis besos cansados, mis promesas rotas,
mis promesas rotas, mis sueños quebrados
en olas del tiempo




Nuestra querida amiga, la poetisa Dolores de la Cámara murió el 23 de julio de 2016.Seguro que ya formará parte de lo quería.Descanse en paz.





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